ENCONTRÁNDOTE A TÍ MISMO 22/10/2009
Posted by mibervaz in VAGUEDADES.add a comment
Uno se conoce asimismo, a través de lo que papá, mamá, amigos, etc. digan; por ejemplo, te pueden decir, “la vez pasada, te dijeron algo en doble
sentido, y no lo percibiste, debes ser más perspicaz.” O también, “te dijeron algo en broma, y de inmediato reaccionaste enojado, debes mantener la calma”; incluso “mi hijo, no es bueno para las matemáticas, pero trae un ritmo africano y bullanguero”
Igualmente, puede conocerse uno asimismo, a través de las experiencias. Para muestra las siguientes anécdotas: –lo contó la Profa. De Ética Profesional, cuando un servidor cursaba estudios de licenciatura en el Tecnológico de Acapulco- Un joven, de los llamados “popis” o “junior”, deseaba convertirse en piloto de aviación, y para ello debía pasar por varios exámenes, entre ellos, exámenes médicos, los cuales no quiso realizar; utilizó las influencias del papá para no efectuarlos, y se subió al avión. Lo que no sabia, por no haber cumplido con los requisitos de las pruebas, que su corazón tenía deficiencias, y por lo mismo, casi fallece. De tal experiencia, el joven aprendió muchísimo.
Otra experiencia, en cierta ocasión, determinados directivos de DGETI –no voy a decir de qué nivel, nombres, ni el lugar para no dar indicios ni señales, pero de que sucedió, sucedió- tenían una reunión en determinada ciudad, pero como siempre, algunos en lugar de cumplir con la actividad encomendada, se fueron de “pinta” a “turistear”, así que, en una de esas se metieron a unos túneles (eran de los atractivos de la ciudad), pero uno de ellos no sabía –porque jamás en su vida se había introducido a ese tipo de pasadizos- que era claustrofóbico, y ya verán, salió de inmediato con la piel multicolor. Me imagino; este directivo aprendió y de manera abundante de sí mismo.
Si algún carpintero, mecánico, sastre, modista, albañil, cocinero(a) electricista, etc. nos invita a que le ayuden, no hay que desperdiciar la oportunidad, en primer lugar, de esa manera se aprende un oficio, y tener la capacidad de decir si las actividades, propias del oficio, gustan o no; puesto que no se puede opinar de lo que no se conoce y sobre todo por experiencia propia. Cuánta razón tiene el filósofo griego, cuando dijo, “habla cuando sepas lo que hablas”.
Las experiencias “buenas” o “malas”, depende de la óptica desde donde se miren, son las que nos van moldeando, nos van formando o deformando. Quien esto escribe, tiene la ilusión, su visión de que cuando se jubile, dedicarse a los cultivos hidropónicos; establecer una escuela donde se enseñe a quien lo necesite, lo referente a tal tipo de cultivos.