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EL EFECTO VERDE TIRÁNDOLE A PRIETO. El empacho 07/01/2011

Posted by mibervaz in VAGUEDADES.
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… y antes de que los médicos existieran a lo largo y ancho de la república mexicana, (sería ideal, porque solo están disponibles al cien por ciento en las grandes ciudades a pesar del programa “vivir mejor” y el “seguro popular”, el medio rural está prácticamente abandonado, y disculpen de no ser así, estaría escribiendo sobre otro país, quizá centroamericano o de Europa oriental) el empacho en las dos costas  del estado de Guerrero las mamitas y abuelitas lo curaban y aún lo curan de las siguientes formas, según la costa; en la costa chica, haciendo una mezcla de un refresco de agua carbonatada con sabor a limón, conocido como “yoli” con “estomaquil”(subsalicilato de bismuto, hidróxido de magnesio y carbonato de calcio), formula que probablemente ya vaya a cumplir cien años en nuestro país.

En la costa grande hacen una mezcla similar a la anterior, pero un poco más abundante, se utiliza el popular refresco prieto de cola, “estomaquil”, aceite de olivo y “alcacelsiór” (según un primo de la costa chica para denominar a la pastillota blanca efervescente). Así que mamá o abuelita hacían y siguen haciendo la mencionada mezcla, y nos dicen: “órale, bébaselo y luego a mover la colita, la pancita y brinque lo más que pueda. No se asuste  si empieza a colorear las piedras de un color verde tirándole a prieto con la parte posterior que esta debajo de la columna vertebral (algunas abuelitas mal habladas lo dicen de otra manera)».

El tratamiento, por decirlo así, lo complementan con la «sobada», es decir con un masaje, para ello utilizan algún aceite como el de coco. Con la sobada o masaje te buscan donde tienes la «bola» del empacho que puede estar en alguna parte de la espalda, la panza o los brazos, no recuerdo si en las piernas también, y ahí donde encuentran la «bola concentran la sobada. Como requisito el paciente debe estar en ayunas, pero un buen número lo está porque cuando están empachados casi no comen.

¡Aahh!, pero algunos de nuestros médicos (no todos) con mirada iracunda y casi pateándolo a uno, le espetan “¡no señor, el empacho no existe, lo que usted tiene es una infección estomacal” y te recetan un titipuchal de medicinas que nadamás de verlas te desanimas; ¡cómo si esos doctores, alguna vez de niños no anduvieron “chirundos”,  “timbones” y pintarrajeando las piedras con el color verde que ya les describí.

Por cierto, ¿qué es el “empacho”?. Los diccionarios invariablemente dicen que es una indigestión. Las mamis y las abuelitas dicen que cuando el chamaco se vuelve “melindroso”, es decir, cuando después de ser tan tragón como el “demonio de Tasmania” ya no quiere comer, le duele el estómago y cuando va al baño defeca una sustancia acuosa, o como los chivos, “puras bolitas”.

En otro orden de ideas, espero seguir escribiendo después de la significativa “corretiza” académica (eso sí, provechosa que constituyó el diplomado Competencias Docentes correspondiente a PROFORDEMS), experiencia de la cual les estaré dando cuenta en este espacio.